miércoles, 8 de septiembre de 2010

Izaline Calister

Oriunda de Curazao, pero radicada en Holanda, a Izaline Calister le gusta componer y cantar en su lengua materna: el papiamento. Aunque habla holandés, español e inglés, el papiamento es el que domina y en el que "no hay secretos para mí. Sé que puedo escribir buenas letras, originales, que puedo jugar con dichos y palabras". En otro idioma tendría que sentarse con "el diccionario en la mano".

Calister y su banda Krioyo vinieron al 33 Festival Internacional Cervantino con una amplia gama de ritmos, en la cual mezcla la música tradicional de su país con los sonidos que más le gustan y que "he oído en el transcurso de los años".



Respecto a los ritmos propios de Curazao explica: "Tenemos lo muy africano, que es el tambú y la tumba, así como la influencia europea mediante el vals, la mazurca, el polka y la danza. También tenemos el séu y los ritmos que tienen que ver con la salsa, que es la parte latina de las influencias que llegan a Curazao".

Sin embargo, Calister tiene especial predilección por las baladas, porque así puede cantar "como mi corazón quiere". En sus discos -prepara el cuarto- intenta hacer una mezcla de "canciones más tranquilas con algo bailable y alegre". También siempre trata de incluir dos temas "viejos", pero con arreglos actuales.

Con la música tradicional de su país pasó algo parecido a Buena Vista Social Club, dice: "Sólo algunos viejitos la tocaban, pero ningún joven. Tampoco la escuchaban".

Aunque Calister no comenzó el movimiento de rescate, es la "primera y única vocalista que hace algo con la música de Curazao", investigación que consiste en "leer mucho, hablar con los mayores para saber cómo era antes, asistir a cursos para saber cómo funciona, aunque no tengo talento para tocarlo".

A los 18 años Calister, ahora de 35, se fue a vivir a Holanda para estudiar administración de empresas. Todavía no sabía que quería ser cantante. Como estudiante empezó a cantar en diferentes bandas, después se inscribió en el Conservatorio. Cuando grabó su primer disco la prensa fue muy elogiosa, lo que le abrió las puertas para poder seguir adelante.

En 1999 formó su propia banda. Aparte de escribir las letras de sus canciones, a veces también compone la música. Sus temas giran en torno a su propia vida y las historias que le gusta coleccionar.

"Siempre le digo a mis amigas que si me cuentan algo, a lo mejor termina en una canción. Nunca uso nombres, pero ellas ya saben. Soy muy romántica y me gusta cantar del amor, el dolor y de las cosas que les pasan a las mujeres de hoy. Pero también hay que tener cosas más ligeras, que no significan mucho, como ven a comer, ven a beber, para que haya un equilibro."

disfruten este video y su música

martes, 7 de septiembre de 2010

Izaline Calister - Mi so den Boso




Este es un video que les comparto.

lunes, 6 de septiembre de 2010

DISCURSOS


La columna de  el día de hoy 6/09/10  de Jacobo Zabludovsky, me gustó
De discursos

Envuelto en las más oscuras tinieblas del siglo XX, Winston Churchill no ocultó la realidad a su pueblo.

“Defenderemos nuestra isla, cueste lo que cueste; lucharemos en las playas, lucharemos en los lugares de desembarco, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas. Jamás nos rendiremos”.

El guía de naciones acababa de advertir sin tapujos que no tenía nada más qué ofrecer a sus compatriotas que sangre, sudor y lágrimas. En esa fracción de segundo en que el hombre se asomó al abismo como en ningún otro momento de su historia, Churchill se elevó sobre las ruinas de Londres y orientó a su pueblo con la convicción de un pastor bíblico, diciéndole la verdad, pudiendo hacer lo contrario: engañar a los asediados ingleses con frases de consuelo que pintaran un paisaje tranquilizador, plácido, rosado. Para levantar la moral.

Cuando todos daban a Inglaterra por vencida, Churchill actuó de tal manera que decidió el curso de la guerra hasta lograr la derrota incondicional de sus enemigos y cambiar el destino de la humanidad.

El jueves pasado el presidente Felipe Calderón pronunció su mensaje con motivo del cuarto Informe de Gobierno ante un país agobiado durante el sexenio por plagas que van desde una epidemia hasta la matanza de 72 personas inocentes y pobres, pasando por una devaluación, incendio de una guardería, casi 30 mil muertos en una guerra abierta entre policías, soldados y delincuentes. Y no hablemos de inundaciones, derrumbes y accidentes de minas y aviones. Me hubiera gustado que su discurso tuviera un poco más de autocrítica y un poco menos de llamados a la unidad, reiterados con insistencia en su mandato, unidad que hasta la fecha no sólo no se ha logrado sino que se ve más lejana que hace cuatro años.

Recordé a Churchill y sus palabras de caudillo. No pretendo, por supuesto, comparar épocas, lugares, circunstancias y personajes. Los tiempos que vive México, difíciles y borrascosos, no son comparables a los de Londres bajo la blitzkrieg, cuando los aviones nazis dejaban caer explosivos de todas clases, día y noche, y se estrenaban sobre la población civil las bombas voladoras. Tampoco me atrevo a comparar la guerra contra el poderío de las naciones del Eje, en la que Gran Bretaña combatió sola durante largo tiempo, con la que se libra en México contra narcotraficantes y otros rufianes, aunque se acumulen unos 30 mil muertos. Las circunstancias, obviamente, son otras. Y para terminar el párrafo de las imposibles comparaciones, ni siquiera he pensado en el remoto caso de contrastar las personalidades de mister Churchill y don Felipe, entre otras cosas porque este último nunca ha sido visto fumando puro.

Lo que sí creo es que la lección de Churchill merece ser aprovechada para nutrir las arengas políticas de realidades, por crudas que sean, de verdades que tal vez no acarreen votos y de cifras adecuadas a las pruebas que todos los días tenemos ante nuestros ojos.

El señor Calderón habla de cambios, de transformaciones profundas, pero habría de habernos ilustrado sobre la forma y lapsos para alcanzar esas metas. Habla de combatir la pobreza extrema, pero debió habernos dicho cómo se logrará en lo que resta de su gobierno, si en lo transcurrido, dos tercios, no se palpa un retroceso de la evidente miseria sino un avance que alcanza a la mitad de la población. Habla de cerrar la brecha entre la política y la sociedad, pero debió explicarnos qué quiso decir. En cuanto al combate a la criminalidad quisiéramos compartir su optimismo, pero la montaña de cadáveres nos impide ver claro.

Lamentamos algunas omisiones, la más notoria: una definición de respeto al Estado laico, amenazado en su administración como en ningún otro momento desde la guerra cristera. No es cosa menor la ofensiva lanzada contra el laicismo. “Es una jalada el Estado laico”, decía el obispo en Ecatepec mientras el Presidente cometía el pecado de omisión en su discurso palaciego. Presionados por la oportunidad que se les está agotando, aceleran con angustia sus proyectos de recuperación, protegidos por la aparente indiferencia del régimen.

Respecto a la transición de la televisión analógica a la digital, sabemos bien que Dios está en los detalles. También el diablo.

Recobramos la pompa y circunstancia del viejo rito de los informes presidenciales. Lástima que en este reestreno nos pusieran la misma película de vaqueros que hemos visto varias veces

domingo, 5 de septiembre de 2010

Poesía argentina

Para continuar por ese paseo poético de nuestra América ,  unmuestra de otros dos artistas argentinos.


María Cristina Bosch


La puerta

En algún lugar del mundo está la Puerta,
aquélla que no abriste,
aquélla que persiste entrecerrada
a través de tu destino,
como lápida inclemente y asesina.
No te acerques con tu ofrenda inconclusa
a esta Puerta –que es de plomo-
no es pregunta ni respuesta
de las puertas que elegiste no pasar.




Entre el espejo

Entre el espejo y su reflejo
mi imagen agoniza
en realidades.
Entre el cristal impenetrable
y el espacio
mi yo que se mueve sin soltura.
Entre esa superficie silenciosa
del ébano y del metal,
ese yo que mira siendo observado.
Elementales sueños
de rigores absolutos:
-hálitos de un ser que ya no es nada.




Catabasis


Recoger la ceniza
de los otros ideales.
Desandar el camino,
anudarse el destino.
Perseguir nuestro fin
a pesar del martirio.
socavando el olvido
deshollando recuerdos
y quieta...
escamada de frío,
recoger el vacío
arrancarse ya el brillo
y extenuada
perderse en abismos.




KHARIS
(don de Dios)


Dios recibe de una ínfima persona
el mismo don que adjudicó a ese mortal.


El Espíritu sopla –el Dios lo afirma-
donde yo pongo mi luz y mi señal.


La musa otorga y renace en ese ser
para cantarlo a Dios y creer
que el don es suyo.


Nada es cierto en la vida terrenal.
Lo eterno de Dios; la escoria, nuestra.


Pasión de un día

Un día seré tuya, un día, es cierto.
Ni lo sé ni me quejo en demasía;
tan segura de tenerte estoy en vida
que ni gimo ni busco ni te acecho.


Mi alma y mi pupila se estremecen
de esperarte hacia la tarde, al mediodía.
Un día seré tuya, un solo día
y rugirá mi ser en agonía.




Después

No sé qué pasará
con tu ternura
y mis ansias de amarte,
todo el tiempo.
No sé qué pasará
con tus caricias
y los besos
y el silencio
y nuestra risa.
No sé qué pasará
con el primer instante
de tu ausencia
ni con todo este caudal
de gran angustia
que gemirá tu nombre
en el desierto.
No sé qué pasará
la noche
la tarde
el día que te vayas
y no lo advierta.




Si es verdad


Si es verdad que
el concepto es arquetipo del objeto
en las letras de tu nombre esta mi vida
y en el amor, el sentido de mi nombre.



Esto es poesía

El olor del jazmín, la santa rita,
el ululante gemido del molino,
el zángano zumbón, el viento frío,
el silencio de un pájaro abatido.
El misterio de la vida renovada
en el fruto y en el grano tardío;
la madreselva y los aljibes mudos:


Esto es síntesis de amor. Esto es poesía.



Critica social


Nadie vio su belleza
hasta que lo abatieron.
El temporal fue brusco,
aborrecible a la mirada del vulgo.
Quiso levantarse y
no pudo.
Lo dejaron yerto –frente al sol-
desnudo.



El beso


Mi boca sigue besando;
besa entre reja y reja,
besarán mis labios muertos
seguirán besando la tierra


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Eduardo Dalter


De Estos vientos
Buenos Aires, 1984


Nadie estuvo en sus ropas, en su patria, en sus raíces.
Un silencio de lobo avanzó y corcoveó por estas calles.
El terror derribó puertas y espió por las mirillas.
Una conmoción de muerte, de la puerta para afuera
y de los ojos para adentro, nos exilió del otro
y fuimos gente sola, de mirada huidiza, en los rincones
como las hojas tristes que los vientos amontonan.



De Silbos
Buenos Aires, 1985-1986


Faltan las palabras,
o sobran otras veces.


Los hechos las deciden
necesarias o las ahogan.


Las abren y evidencian,
y las golpean día a día.



Están bajo juicio sumarísimo.




Hemos practicado, además
de la desmemoria, el hastío


y la atroz mueca de cruzar
cada vez con una arruga,


y hemos puesto, o deseado
poner, nuestros nombres,


y vuelto con una sequía
chorreando en cada ojo.



De Hojas de sábila
Buenos Aires, 1987-1992


Seguramente haya otro lugar
más allá de este pozo
y de este horizonte seco
y quebradizo. Un lugar
para sentirse más palpable
y que hay que edificar aquí.




DEFENSA DE LA POESÍA
Palabras con mi hijo


Porque, aunque no lo creas
−plano más concreto−,
la luz de las estrellas
también vuela

y, además, el horizonte
es una línea tan cambiante
de acuerdo a cómo vires
el rumbo de tus pasos.

De esta arboleda
tomá tu color
o tu desdicha; y tomá
tu mar, tu vaso...
Todo suena, pareciera,
a nueces secas. Pero
también suena un río
grandioso
que aún no escuchas.


A mis zapatos remendados
yo los quiero;
mis zapatos con cartón debajo
y nylon debajo
para que no entre el agua
de la lluvia
ni el agua de cuando baldean
las veredas.
Mis zapatos húmedos y tibios
de mí y con polvo de camino,
mi camino.
Descansando ahora, debajo
del mueble
−pueden verlos−,
y mirando gozosos cómo escribo
reclinado en la cama todo
esto
y cómo abracé hace un momento
al Caribe hondo y voraz
de Aimé Césaire y Saint-John
Perse.
Zapatos, zapatos excedidos
de mí
hasta deformarse, cuartearse
y agujerearse.
Pero listos y hermanos
y comprendiendo, pareciera,
cuál es la estrella fugaz
y cuál es ésta. Y vamos,
yo adentro de ellos
en la parte que les toca.
Denostados, sin embargo,
torpemente,
por una mujer, ciega mujer,
abandonada mujer, sola mujer.
Dejadme cruzar la calle,
poesía,
poesía de los salones,
las rondas, los concilios,
que vengo de galope yo
con mis zapatos!


Después del poema
el poema debe seguir y seguir
hasta el poema.
Mas si el poema no sigue
después del poema,
el poeta o bien flaquea
o bien es de papel
o bien de tinta.
No le creas al poeta
al que después del poema
se le concluye el poema.
No le creas
o bien creé,
en el mejor de los casos,
que flaquea
o que su ser tiene
interferencias,
mutilaciones, o huesos
indecisos
−sea Neruda o sea Thomas
Eliot−.
Después, después del poema
el poema debe seguir y seguir
hasta el poema.



De Mareas
Buenos Aires, 1993-1995


VIEJA POSTAL VENEZOLANA


En la orilla abrupta duerme
de honda mar un tiburón
con una herida corta
y abierta en U como su boca
triste, triste
bajo el blanco sol
y entre algas abundantes
y una botella rota de cerveza.


Un poema es una piedra
y dos de esas piedras
no son
sino el comienzo
o parte de un camino.
Un poema es una piedra
que bien puede
en la niebla
marcar rumbo.
Un poema en la noche
brilla
con luz propia.


De Las costas del golfo
Buenos Aires, 1994-1995


Viento, háblanos del mar
que hoy estamos algo así
como aburridos, como tristes.
Afuera, ves, llueve,
llueve con ganas
y contigo. Háblanos
también de las costas
de Chacachacare y de Macuro
mientras tomamos el café
y miramos la ventana.


Háblanos


así, del oleaje
torrentoso dando en los cargueros
que se inclinan
en las Bocas,
que hoy estamos desolados
y deseosos de tu magia.




De N.Y. Postales para enviar a los amigos
Nueva York, Buenos Aires, 1998-1999


Cercanía del Harlem

En esta plaza brumosa, raleada,
estoy solo con los pájaros
−alas oscuras, casi quietos,
chistar agudo−.
Pasa gente con aire distraído
y gesto triste,
hamacando los hombros,
mirando hacia los árboles.
Gente sola, de sino y ropas pobres.
Caracas o Guarenas parecieran estar
a la vuelta,
pero no. Es éste el primer mundo
con sus caños oxidados
que gotean
en el patio y en los techos
y con el dolor también
(no digas que no)
entre las vértebras.
Y el murmullo, sí,
que va poblando los instantes.


Camión azul de Brooklyn

Corazón, corazón
zurcido con alambre;
alma, alma,
también zurcida;
y piernas y brazos
juntos,
aunque a veces desconexos.
Oh camión azul
de Brooklyn, detenido,
tercermundista,
¿abandonado?,
en la calle lateral
del cementerio.
Cruces, cruces,
monolitos,
detrás de la pared.
Corazón, corazón
zurcido
como un camión azul
de Brooklyn.


De Marcha de los desocupados
Buenos Aires, 2002


VI A MI PAÍS DOBLARSE...

Vi a mi país doblarse, contraerse,
de dolor y asfixia
bajo un infecto mar de propaganda.
Las gentes desoladas querían creer
en los destellos
y el país era una fiesta
próxima
en el destino ligero y cibernético.
Nadie imaginaba quedarse atrás
en el revuelo
que había traspasado los límites
innecesarios y trágicos
de la cultura de aldea,
de la economía de aldea
y de una historia
pérfida y frustrante.
Los malheridos y contusos
y hasta insomnes y excluidos
−que todo renacer
trae consigo−
eran apartados de la escena
con la cansada arrogancia
de quien aparta un trasto
o algo ya molesto.
Vi doblarse y contraerse
de dolor y asfixia
a mi país
y vi los gestos
desbocados de la absurdidad
y la inconsciencia.


De Canciones olvidadas
Buenos Aires, 1995 y 1996


El tren de las 12.50
viene por Nidia desde Bosques.
Pita entre las rancherías
y los desechos de Ardigó
estremeciendo todo.
Ella lo espera fumando
y mirando los árboles de enfrente
en el viejo andén de tierra.
Así todos los días, como un rezo.


jueves, 2 de septiembre de 2010

MATILDE MONTOYA

Les invito a leer una breve biografía, de la primera médica cirujana de México, no recuerdo bien de donde es la fuente, pero si no mal recuerdo lo tomé del progrma "Voces de Mujeres " de XEUAG, radio Universidad Autónoma de Guerrero, ese programa lo produce y conduce Luz María Orona Aguilar.



El 25 de agosto de 1887, Matilde Montoya se convierte en la primera médica cirujana de México. En ese mismo año, en fechas diferentes, Eloísa Díaz y Ernestina Pérez, en Chile, y Rita Lobato Velho Lopez, en Brasil, reciben sus respectivos títulos universitarios que las acredita para ejercer la medicina.

En su libro Mujeres Notables Mexicanas, publicado en 1910, la escritora Laureana Wrigth de Kleinhans (1846-1896), recoge en detalle la vida y trayectoria profesional de Matilde Montoya, una de las primeras mujeres que se matriculó en la universidad para seguir la carrera de medicina.

Un rasgo que Kleinhans destaca de la personalidad de Matilde Montoya, nacida el 14 de marzo de 1859, es su precoz deseo de estudiar y acceder al mundo del conocimiento cuando, siendo muy pequeña, destaca en la primaria. Esto lleva a sus padres a contratar profesores particulares para que la preparen en la carrera magisterial. Tenía sólo 12 años al finalizar su etapa escolar.

Pero es rechazada en el examen de selección. No tiene la edad requerida, debe esperar a cumplir los 16 años. Su madre, Soledad Lafragua de Montoya, en un gesto inusual para la época, la impulsa a estudiar obstetricia “para no perder el tiempo”.

En el siglo XIX, la práctica de la partería era una actividad en aumento entre las mujeres, tradición que venía de la época prehispánica. Esta realidad llevó a los médicos a considerar que esta actividad tuviera reconocimiento formal.

Entre los años 1889 y 1900, rindieron exámenes en la Escuela de Medicina cerca de 109 parteras. La primera partera que estudia en ese establecimiento es Dolores Román, quien en 1853 obtiene oficialmente su título.

Matilde Montoya, aparentando ser mayor de edad, consigue el 11 de enero de 1870 ser matriculada en la Escuela Nacional de Medicina para seguir estudios de obstetricia. Serán años de aprendizaje y de estudios sin tregua, a contrapelo de las contrariedades y sinsabores que debe sobrellevar para conseguir su cometido.

Durante su estancia en Cuernavaca, a donde se trasladó para convalecer de una dolencia ocular que le imposibilita seguir con sus estudios, se enfrenta a una emergencia. Una mujer en peligro de muerte, debido a un parto difícil, le pide ayuda. Además, carece de medios económicos que le impiden atenderse en el hospital.

Matilde corre el riesgo de ser acusada por no tener título, pero no vacila y accede a ayudarla. La operación es exitosa. Enteradas las autoridades locales, le solicitan que asuma el cargo de partera en vista de que en la ciudad no existía ninguna.

Al rehusar Matilde el ofrecimiento, le proponen nombrar un jurado ante el cual dará un examen de conocimientos. Éste certifica que está en capacidad de ejercer la profesión.

Después de permanecer un año en Cuernavaca, regresa a la ciudad de México para continuar con sus estudios de obstetricia, graduándose en 1872 con la tesis Técnica de laboratorio en algunas investigaciones clínicas, la primera escrita sobre este tema.

Los años entre 1873 y 1875 son de intenso aprendizaje. Su ingreso al Hospital de San Andrés pone a prueba sus conocimientos.

Laureana W.de Kleinhans nombra a un grupo de médicos que acoge paternalmente a la joven partera, a quien aprecian por su dedicación e inteligencia.

Matilde está ávida de conocimientos. Bajo el magisterio de estos médicos, se entrena en operaciones de pequeña cirugía, mientras en su casa sigue estudios de latín, griego y matemáticas.

La combinación de trabajo y estudio, unido al hecho que debe atender al sostenimiento económico de su madre, la conduce a un agotamiento físico, obligándola a tomar un largo descanso, trasladándose a Puebla en 1875. Pero no permanece mucho tiempo inactiva. Después de su recuperación reanuda su trabajo con mucho éxito llegando a tener una numerosa clientela.

Pronto atrae sobre ella la crítica y la envidia de sectores retrógrados y misóginos. Es calumniada injustamente y señalada como “apóstata” con el cargo de profesar la religión protestante, acusación grave de la que se valían, en aquellos tiempos, los medios eclesiásticos y conservadores para destruir a quienes contradecían las normas establecidas.

Particularmente, fueron mujeres contestatarias y de avanzada, las víctimas de esta cruzada fundamentalista en varios países del continente. Matilde Montoya no fue una excepción.

La campaña de desprestigio dio resultado y Matilde debe abandonar Puebla para buscar trabajo en Veracruz, una vez perdida su clientela.

Meses después es requerida por mucha gente de Puebla que le pide que regrese al convencerse de la falsedad de las acusaciones. Este es un momento de decisiones en su vida profesional. Considera que ha llegado el momento de avanzar en su carrera y que la forma de hacerlo es estudiando medicina



 
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